El término motivación hace
alusión al aspecto en virtud del cual el sujeto vivo es una realidad
autodinámica que le diferencia de los seres inertes. El organismo vivo se
distingue de los que no lo son porque puede moverse a sí mismo. La motivación
trata por lo tanto de esos determinantes que hacen que el sujeto se comporte de
una determinada manera teniendo en sí mismo el principio de su propio
movimiento.
Tradicionalmente hemos confundido
motivación con el arte de estimular y orientar el interés del alumno hacia el
trabajo escolar. Intento que queden claros ambos conceptos, en el mismo nivel
real que deben quedar claras las actividades que corresponden al profesor que
las que corresponden al alumno.
Motivación. Es el interés que tiene el alumno
por su propio aprendizaje o por las actividades que le conducen a él. El
interés se puede adquirir, mantener o aumentar en función de elementos
intrínsecos y extrínsecos. Hay que distinguirlo de lo que tradicionalmente se
ha venido llamando en las aulas motivación, que no es más que lo que el
profesor hace para que los alumnos se motiven.
La teoría impulsivista
El concepto de pulsión guarda
cierta relación con el de instinto, pero está fundado en un factor de tipo
biológico que lo hace más flexible y más ajustable a los procedimientos de la
ciencia experimental. Se basa en la vieja idea de autorregulación
(homeostásis). En virtud de este esquema el organismo que experimenta un
desequilibrio interno, lo corrige mediante una interacción con el ambiente y de
esta manera logra mantener el equilibrio.
El punto de partida es un estado
de necesidad o carencia que crea por tanto el desequilibrio en el sujeto. Esto
lleva a una inquietud que produce una actividad difusa, que se convierte en un
impulso hacia el bien o incentivo cuya consecución produce la reducción de la
necesidad y por lo tanto la restauración del equilibrio.
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