
Que no todos
aprendemos igual, ni a la misma velocidad no es ninguna novedad. En cualquier
grupo en el que más de dos personas empiecen a estudiar una materia todos
juntos y partiendo del mismo nivel, nos encontraremos al cabo de muy poco
tiempo con grandes diferencias en los conocimientos de cada miembro del grupo y
eso a pesar del hecho de que aparentemente todos han recibido las mismas
explicaciones y hecho las mismas actividades y ejercicios. Cada miembro del
grupo aprenderá de manera distinta, tendrá dudas distintas y avanzará más en
unas áreas que en otras.

El concepto de los
estilos de aprendizaje está directamente relacionado con la concepción del
aprendizaje como un proceso activo. Si consideramos que el aprendizaje equivale
a recibir información de manera pasiva lo que el alumno haga o piense no es muy
importante, pero si entendemos el aprendizaje como la elaboración por parte del
receptor de la información recibida parece bastante evidente que cada uno de
nosotros elaborará y relacionará los datos recibidos en función de sus propias
características.
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